Fue Sin Querer
Mensajes
Para Despertar
Blog
Fue Sin Querer
Imagina a un grupo de niÃąos de entre siete y nueve aÃąos jugando alegremente, correteando y disfrutando. De repente, uno de ellos sale corriendo y, en medio de su velocidad, golpea a otro que cae al suelo y grita, âÂĄme dieron!â. El corredor, al percatarse, se detiene en seco y se devuelve. Asustado, se acerca al compaÃąerito que estÃĄ adolorido en el suelo y le susurra: âFue sin quererâ.
Todos nosotros, aÚn siendo adultos, experimentamos esta escena con frecuencia. Cada dÃa nos levantamos a disfrutar del juego de la vida junto a otras personas que, en ocasiones, apenas conocemos bien. Este juego diario generalmente empieza entre dos personas con el habitual âbuenos dÃasâ y se extiende infinitamente, convirtiÃĐndose en un tipo de coreografÃa basada en los hÃĄbitos que finalmente dan forma a nuestros dÃas.
Estos hÃĄbitos llevan consigo incontables expectativas que varÃan de una persona a otra, a cada momento. Gracias a que los seres humanos somos, al mismo tiempo, racionales y primordialmente emocionales, individuos peculiares y cambiantes. Seres que andamos mayormente distraÃdos.
Asà como caminamos con la cabeza baja, pendiente de nuestros telÃĐfonos, pasamos nuestros dÃas zambullidos en un mundo interno perfectamente conocido. Y, al mismo tiempo, extraÃąamente ajeno al mundo los demÃĄs. Este espacio mental en el que cada uno de nosotros habita surge de una combinaciÃģn Única entre lo heredado, nuestros estados emocionales y las historias que vivimos, asà como nos las contamos. En la casa de nuestra mente, jugamos a saber a ciencia cierta cÃģmo son las cosas. Sobretodo, creemos saber cÃģmo es la gente y cÃģmo actÚa cada quien. Mientras tanto, los demÃĄs tambiÃĐn participan en este juego, pero con las suposiciones Únicas que extraen de su propio mundo.
Desde esta mirada, queda claro que chocar repentinamente con alguien, ya sea fÃsicamente, a nivel emocional o en cuanto a ideas, es parte de nuestra cotidianidad. Sobretodo, porque el arte de evitar estos choques repentinos estÃĄ basado en el dominio de una serie de habilidades que nunca terminaremos de dominar por completo. Es mÃĄs, todos nosotros tendemos a âcojearâ en mÃĄs de una de estas habilidades, entre las cuales se encuentran: expresar honestamente lo que vemos y deseamos; reaccionar cuando nos duele o sentimos que alguien nos ha atropellado; percatarnos de cuÃĄndo probablemente somos nosotros los que atropellamos a otros; pedir disculpas cuando nos damos cuenta de que hemos afectado a alguien, o simplemente responder, âfue sin quererâ.
Â
Sin Querer Queriendo
SÃĐ lo que estÃĄs pensando. A veces la gente sà quiere ofender e incluso hacer daÃąo. TambiÃĐn existen aquellos que se ofenden por casi todo. TÚ, yo, todos, hemos tenido momentos en los que, vencidos por la ira, la culpa o la vergÞenza, hemos arremetido contra los demÃĄs de alguna forma, o nos hemos ofendido casi sin explicaciÃģn. En momentos como estos, se supone que queremos actuar de esa manera, y por eso lo hacemos. Sin embargo, no podemos perder de vista el motivo por el cual lo hacemos.
Tanto la biologÃa como la psicologÃa han comprobado que es nuestra necesidad de algÚn tipo de descarga emocional la que termina por confundirnos, a travÃĐs de argumentos que construimos para justificar lo que sentimos. De ahà surge la falsa creencia de que sin un âculpableâ, sin âsentirnos vÃctimasâ o sin ejercer la imperante necesidad de actuar como un ârescatadorâ, no podremos gozar del merecido desahogo.
Estamos llamados a hacernos responsables de todo lo que sentimos y de cÃģmo actuamos y reaccionamos. No se trata de eximir a nadie de su responsabilidad. Te invito, mÃĄs bien, a despertar al hecho de que es la emociÃģn en sà la que muchas veces nos impulsa a actuar de manera agresiva o a reaccionar de manera defensiva. Ya que son precisamente nuestros hÃĄbitos emocionales los que nos llevan a actuar repetidamente de una u otra forma. Y, sÃģlo dÃĄndonos cuenta de cuÃĄl es el rol que llevamos aÃąos asumiendo en estos juegos relacionales, podremos, poco a poco, liberamos de estos roles y de su aguda inclinaciÃģn a chocar con los demÃĄs.
ÂŋCuÃĄl es tu rol en este juego?
Yo estuve muchos aÃąos jugando a ser la defensora. Mi eterno estatus de niÃąa un tanto madura para mi edad me hacÃa sentir que me correspondÃa proteger a los mÃos, advertirles sobre las amenazas que veÃa en el camino y sobre las personas que, a mis ojos, parecÃan âsospechosasâ.
A pesar de que desde mi adolescencia comencÃĐ a sentir los golpes de mi propia impaciencia hacia los demÃĄs, no fue sino hasta entrada en mis treinta que me di cuenta completamente del rol que habÃa estado jugando durante gran parte de mi vida. Hoy por hoy, si me descuido, esa voz juzgadora (que cree saber lo que estÃĄ pasando, lo que hay que hacer y lo que va a pasar) salta por encima de mà y emite una opiniÃģn sin que le pregunten. Y lo hace con un nivel de seguridad que me llega hasta a espantar.
Quisiera decir que admito esto con vergÞenza, pero, honestamente, no me queda mÃĄs que celebrar la conciencia de esta voz un tanto camaleÃģnica. En innumerables ocasiones, la he descubierto diciÃĐndome tambiÃĐn, âpobre de mÃâ, o preguntÃĄndome, âÂŋpor quÃĐ a mÃ?â. AdemÃĄs, en mÃĄs de una ocasiÃģn, la he sorprendido contando las veces que me han hecho algo, (por ejemplo, “ya van tres”). Una vez consciente, puedo admitir que sÃģlo cuenta aquel que da la espalda a expresar su incomodidad la primera vez.
El poder reconocer los puntos en los que entro en conflicto con los demÃĄs, e incluso conmigo misma, no sÃģlo me ha permitido aceptarme y perdonarme mÃĄs cada dÃa, sino tambiÃĐn ser mÃĄs compasiva con el resto. Hoy en dÃa, puedo reconocer que los demÃĄs tambiÃĐn juegan sus propios roles, en su mayorÃa sin darse cuenta. Esta conciencia del rol que juego desde mi inconsciencia, y cÃģmo a veces me lleva a chocar contra ciertas paredes, me ha llevado a ir mÃĄs despacio y a estar mÃĄs atenta. Esto con el objetivo de evitar pisarle los talones a alguien o sentirme ofendida cuando sienta que me los pisen a mÃ.
Comprender estas dinÃĄmicas me ha llevado a confirmar que la gente sÃģlo puede dar lo que tiene y recibir aquello para lo que estÃĄn preparadas. Yo soy una mÃĄs entre esa gente. Por lo tanto, cada vez que dudo de la veracidad de un compaÃąero o de un ser querido, de su nivel de compromiso o de su honestidad, sÃģlo me resta preguntarme por quÃĐ estoy preparada para recibir eso. AdemÃĄs, debo recordar que incluso si estas suposiciones resultaran ser ciertas, sÃģlo desde mi ser herido, crÃtico y deseoso de sentirse ofendido puedo asumirlas como tal. En momentos como estos, me toca repetirme: âfue sin quererâ.
Igualmente, cuando se trata de un vendedor de un banco en su decimoquinta llamada para ofrecerme una tarjeta o un prÃĐstamo pre-aprobado, continÚo reconociendo los lados por donde fÃĄcilmente choco con los demÃĄs. Este tipo de llamadas suelen ocurrir a cualquier hora del dÃa y usualmente interrumpen momentos importantes para mÃ.
En un principio me incomodaba. LleguÃĐ hasta a pedirles que por favor me sacaran de su base de datos, pues sus ofertas, NO ME INTERESAN. Mas, con el tiempo me fui dando cuenta que lo Único que realmente me funciona es pensarlo dos veces antes de tomar el celular y aprovechar el largo discurso de ventas. para respirar conscientemente. Esta es la Única forma en la que he podido responder amablemente a esa persona que sÃģlo estÃĄ haciendo su trabajo. Al colgar, me repito a mà misma, âfue sin quererâ, mÃĄs de una vez. Entendiendo que la frase es tan cierta para mÃ, como para ellos. Sigo practicando.
De mi corazÃģn al tuyo,
Leonelda Castillo
P.D. Inspirado por el episodio #6 de la temporada 4 de Corazonando podcast y dedicado a todos los amigos y compaÃąeros perdidos en el camino que aÚn siguen vivos: fue sin querer.
Preguntas para despertar:
- ÂŋCuÃĄndo fue la Última vez que te sentiste agredido o que agrediste a alguien? ÂŋQuÃĐ pasÃģ exactamente y quÃĐ tan a menudo te suceden situaciones similares?
- ÂŋQuÃĐ roles adoptas comÚnmente en estas dinÃĄmicas relacionales que tienen que ver con chocar con otros? Â
- ÂŋA quiÃĐnes quisieras decir, “fue sin querer…”?Â
Â
Si sientes que este artÃculo es Útil, compÃĄrtelo con tus seres queridos.
Para conocer mÃĄs sobre este tema sÃgueme en las redes. TambiÃĐn te invito a escuchar el episodio #6 de Corazonando podcast en su cuarta temporada.