El Tiempo es Vida

Leonelda Castillo Leonelda Castillo 3 de abril de 2022 7 min read 0

Mensajes

Para Despertar

Blog

El Tiempo es Vida

Hola corazÃģn,

Perdona la pregunta, pero ÂŋquÃĐ edad tienes? O quizÃĄs sea mÃĄs oportuno preguntarte, ÂŋcÃģmo te sientes con lo experimentado hasta ahora? Este nÚmero que llamamos edad ejerce un poder impresionante en nosotros. En ciertos momentos, lo usamos para crear expectativas o dar explicaciones por nuestro comportamiento. En otras ocasiones, la edad parece otorgarnos o negarnos el permiso para actuar como realmente deseamos. En cualquier caso, la edad puede ser mÃĄs que un nÚmero; es un recordatorio permanente de que llegarÃĄ el momento en que los días, meses y aÃąos que hemos contado dejarÃĄn de existir.

Me percatÃĐ por vez primera de que la edad es mÃĄs que un nÚmero mientras me recuperaba de un cÃĄncer de tiroides hace mÃĄs de 15 aÃąos. Recuerdo que fue en un momento de gran intimidad con una amiga. Le comentaba lo triste que me sentía de estar viviendo esta experiencia cuando apenas entraba en los treinta, y mis hijos eran muy pequeÃąos. Ella respondiÃģ: “No puedes medir tu vida por los aÃąos que tienes, sino por todo lo que has experimentado”.

Las palabras de mi amiga tuvieron un gran impacto en mí, especialmente porque estaban cargadas de un tono que parecía gritar: “Con todo lo que has hecho, ÂĄquÃĐ mÃĄs puedes pedir!”. Era cierto. Hasta este punto, yo había tenido una vida muy fructífera: contaba con una hermosa familia, un negocio propio y una profesiÃģn que amaba. AdemÃĄs, había viajado muchísimo y completado una maestría fuera del país.

Mi amiga tenía razÃģn. Yo les había sacado el jugo a los aÃąos vividos. Sin embargo, en lugar de tranquilizarme, su comentario me llevÃģ a cuestionar la calidad con la que había experimentado lo vivido. Si bien era cierto que había logrado mucho en poco tiempo, el deseo de hacer tantas cosas rÃĄpidamente y en tan corto tiempo, había limitado mi bienestar. Me había acostumbrado a buscar el ÃĐxito sin necesariamente saborear plenamente lo que estaba viviendo.

 

ÂŋY quÃĐ pasa con la calidad de vida?

En el mundo de hoy, la vida parece convertirse en una carrera que nos lleva de una cosa a la otra sin detenernos. Poco a poco, interiorizamos esta velocidad, desarrollando un sentido de urgencia que afecta nuestra capacidad de estar presentes y conscientes de lo que estamos viviendo. 

Desde una simple conversaciÃģn, hasta un momento cumbre como el matrimonio o una graduaciÃģn, se viven diferente cuando lo hacemos en la urgencia. Este es un fenÃģmeno fÃĄcil de entender. Basta con ir rÃĄpido en la carretera para darnos cuenta que es casi imposible apreciar los paisajes que nos rodean cuando vamos a alta velocidad. 

En cambio, cuando vamos despacio podemos maravillarnos con la belleza de los campos, la presencia de animales, o incluso la simplicidad de una casa.

TambiÃĐn es importante considerar que nuestra capacidad de estar mentalmente presentes va mÃĄs allÃĄ de nuestra presencia física. Si eres cÃģmo yo y como la mayoría de las personas, es probable que en mÃĄs de una ocasiÃģn te hayas perdido de casi toda una conversaciÃģn mientras tu mente divagaba a otro lugar o se preparaba para responder. TambiÃĐn es comÚn ausentarse mentalmente durante actividades cotidianas en busca de algo que capture nuestro interÃĐs.

Cada vez que estamos ausentes mentalmente, es como si experimentÃĄramos pequeÃąas muertes porque aunque el cuerpo estÃĐ presente, simplemente estamos desconectados de lo que estÃĄ sucediendo.

Cuando me estaba recuperando del cÃĄncer, decidí dejar de trabajar por algunos meses con la intenciÃģn de dedicarme a sanar y escuchar mi cuerpo. Me levantaba y comía a la hora que mi cuerpo pedía. Leía y escribía durante horas, compartía tiempo con mis hijos. Esto, junto con la meditaciÃģn y las conversaciones con el corazÃģn, me llevÃģ a descubrir un ritmo mÃĄs lento que me invitaba a estar totalmente presente a una sola cosa a la vez. 

Poco a poco, fui dandome cuenta que en este nuevo “modo de ser” podía disfrutar mÃĄs plenamente de todo lo que vivía. Fue así cÃģmo las cosas mÃĄs pequeÃąas comenzaron a adquirir un mayor valor para mí. Fui descubriendo lo que realmente daba sentido a mi vida. 

Al cumplir 40 aÃąos, le pedí a Dios que me revelara lo que realmente anhelaba como regalo. Para mi sorpresa, mi peticiÃģn se manifestÃģ en forma de poema. Gracias al regalo de estas letras descubrí que mi deseo tenía poco que ver con tener una vida larga o alcanzar grandes logros. Lo que realmente deseaba era vivir despierta, pues este constante despertar al momento presente es a lo que realmente llamamos estar vivos.

 

Mi Mayor Deseo

Quiero estar despierta a la vida. Habitar los espacios donde no puedo escaparle:
El canto de las aves, la sobremesa, la playa,
el aroma del cafÃĐ, el calor de la montaÃąa…

Quiero estar despierta a la ternura,
al misterio, a la brisa, a la frescura.
Despertar del credo del individualismo,
de su dulce ilusiÃģn, de su espejismo.

Despierta es como siento cada vez que respiro, atenta a cada paso, a cada suspiro.
Despierta es como acabo viviendo en la locura.
Amando sin prejuicios y sin ataduras.

Es sÃģlo en este estado de eterno presente, que suelto mis historias y danzo libremente.
Juego como niÃąa.
Vuelo con las aves.
Encuentro tesoros y olvido mis planes.

Despierta es como siento cada vez que respiro, atenta a cada paso, a cada suspiro.
Despierta es como acabo viviendo en la locura.
Amando sin prejuicios y sin ataduras.

Es sÃģlo en este estado de eterno presente, que suelto mis historias y danzo libremente.
Juego como niÃąa.
Vuelo con las aves.
Encuentro tesoros y olvido mis planes.

 

Despierta es como escucho el susurro incandescente,
que yace victorioso en lo profundo de la mente. Despierta es como siento su toque salvaje y asiento a su mensaje, cuando dice: “esta es la clave”.
Cada vez que lloro de risa o de tristeza.
Cada vez que tiemblo justo antes de caer, para fallar o hacer proezas.
Cada vez que aprendo algo enseÃąando.
Que me fundo con otros disfrutando.

Ahora, al contemplar todos mis sueÃąos
Descubro, con asombro,
el dulce despertar que mora en ellos;
como detrÃĄs de todo vivo anhelo
se encuentra la frÃĄgil consciencia de aquello que deseo.
La cual, ante el mÃĄs mínimo descuido
se esfuma, se pierde, y entonces desvarío;
sigo lo que pienso, duermo a lo que vivo, me declaro ausente en persecuciÃģn de lo que aspiro…

Por eso, hoy confieso que, mÃĄs allÃĄ de todo desafío,
sÃģlo puedo soÃąar con vivir despierta.

De mi corazÃģn al tuyo,

Leonelda Castillo

Preguntas para despertar:

1. ÂŋQuÃĐ lugares, personas o actividades te llenan de vida?
2. ÂŋQuÃĐ cosas puedes hacer para estar mÃĄs presente mentalmente?
3. Toma lÃĄpiz y papel y escribe la frase: “Mi mayor deseo esâ€Ķ” Escribe libremente todo lo que te venga a la mente, al menos durante cinco minutos. Si en algÚn momento no sabes quÃĐ mÃĄs escribir, sigue escribiendo eso. Pero no dejes de escribir. Pasados los cinco minutos, lee lo que escribiste e identifica quÃĐ descubriste.

 

Si algo resonÃģ contigo al leer esta publicaciÃģn compÃĄrtela con tus amigos y seres queridos.

 

 

Para conocer mÃĄs de este tema, escucha el episodio de esta semana de Corazonando podcast, Mi RelaciÃģn con ese Numerito: la edad.

Share on facebook
Share on email

Deja una respuesta

Tu direcciÃģn de correo electrÃģnico no serÃĄ publicada. Los campos obligatorios estÃĄn marcados con *