
Despierta Al Regalo de Estar Vivo
Mensajes
Para Despertar
Blog

Despierta al Regalo de Estar Vivo
La vida es el regalo más grande que todos nosotros podemos recibir. Usualmente, asociamos este preciado obsequio con los nacimientos, los cumpleaños o con la feliz noticia de haber superado algún tipo de prueba, generalmente una enfermedad o un accidente. En ocasiones como estas, no solo disfrutamos de gratitud por estar vivos, sino que interpretamos la posibilidad de seguir viviendo como una segunda, (¡tercera, cuarta o quinta!) oportunidad. Sin embargo, el regalo de la vida en realidad llega a nosotros en cada momento, con cada respiro y este Mensaje para Despertar es una invitación a destapar este regalo juntos AHORA.
Un nuevo respiro, una nueva oportunidad
Si bien es cierto que Dios nos regala la vida con el primer aliento, es importante reconocer que la acción de dar y recibir vida se repite incontables veces, con cada respiro. Recibimos el regalo de la vida momento a momento. Sólo que, como respirar es una actividad natural y lo hacemos con tanta facilidad, hemos perdido conciencia de nuestra respiración. Respiramos sin darnos cuenta. Estar ajenos a la respiración, dormidos respecto a cómo nos mantiene vivos, nos hace vivir inconscientes de cómo cada momento se convierte en un regalo envuelto en nuevas oportunidades que perdemos de vista.
Todo lo que vivimos tiene un valor incalculable
El valor de cada momento tiene poco que ver con el dinero o con lo mucho que podemos hacer en un espacio de tiempo. Más bien, esta valorización por lo que vivimos está relacionada a nuestra capacidad de aceptar lo que la vida nos presenta a cada momento y las oportunidades que acompañan todo lo que nos pasa. Oportunidades variadas, únicas, también cotidianas, como contar con agua a solo pasos de nuestro despertar que nos brinda la oportunidad de asearnos; escuchar la voz de un ser querido que se convierte en un llamado a abrazarle o expresarle nuestro amor de alguna otra forma. También una hermosa puesta de sol que nos permite contemplar la magnificencia de la que somos parte, por sólo nombrar algunos ejemplos.
Valorar todas las oportunidades que la vida nos presenta puede ser todo un reto para nuestro ego, el cual está acostumbrado a recibir sólo lo que quiere y a rechazar todo lo demás. Esta actitud de apego-rechazo pudiera parecer inteligente y productiva, pero en realidad, distorsiona nuestra capacidad para valorar el regalo de la vida. Muchas de nuestras grandes oportunidades vienen envueltas en experiencias indeseadas o desagradables.
En febrero del 2007, recibí un diagnóstico de cáncer de tiroides por parte de un doctor que apenas conocía, en la ciudad de Miami. En un principio, no lo podía creer (¡rechazo!). Yo me sentía bien y todo lo que pasó en los días que siguieron al diagnóstico parecía ser un tipo de sueño del que en algún momento habría de despertar (¡más rechazo!). La mañana de la operación desperté de madrugada. Me tocaba prepararme para esta experiencia. Me quedé en la cama orando por un par de horas pidiendo recobrar mi tan preciada salud, visualizando a los médicos y enfermeros haciendo su labor exitosamente. Era lo único que podía hacer mental y espiritualmente para sanar. Cuando finalicé mis oraciones, sentí ganas de hacer una meditación con la intención de relajarme un poco más. Estaba consciente de poseer una en particular titulada “Meditación de Sanación”, que nunca había hecho antes. Me puse los audífonos aún acostada en la cama y cerré los ojos. Me dejé guiar por una voz dulce que repetía una y otra vez que el cuerpo era mi amigo y que sus manifestaciones eran una invitación a recobrar armonía en mi vida. Luego, la voz me pidió visualizar aquello que me afectaba (el tumor), me pidió que lo sintiera y poco después me instruyó a que, con mucha dulzura, comenzara a decirle “sí”. Confieso que los primeros segundos experimenté mucha confusión y hasta miedo. No entendía esto de decirle que sí al tumor para sanar. Especialmente en un momento en el que me preparaba para salir de él. De repente, caí en la cuenta de que yo no lo quería, me hice consiente de cuánto lo rechazaba. Esto que ahora era parte de mi cuerpo, que había estado ahí por un tiempo desconocido y que amenazaba mi vida, estaba listo para irse, pero antes me tocaba aceptarlo. Aceptar que había estado ahí. Sentí el calor de mis lágrimas correr por mis mejillas, y cómo éstas derretían el miedo poco a poco. Comencé a repetir “sí, sí, sí” junto con la dulce voz que luego me invitó a darle las gracias.
Pasar por la experiencia de tener cáncer no fue fácil. A pesar de estar rodeada de cariño y de contar con mucho apoyo, viví momentos muy amargos. El peor de ellos fue tener que mantenerme aislada por tres días, cuando apenas tenía fuerzas para moverme. Sin embargo, con el tiempo pude comprender la sabiduría de aquella voz de la mañana de la operación, cuando afirmaba que lo que mi cuerpo había creado me traía grandes regalos si yo lo aceptaba. Gracias al cáncer sané heridas que ni siquiera sabía que tenía guardadas, me atreví a hacer cosas con las que siempre había soñado y pude conectar más profundamente con el dolor y el miedo al dolor, lo que me ha hecho tremendamente compasiva. Hoy doy gracias por el cáncer y por todos los regalos que trajo a mi vida. No deseo volver a enfermar ni que nadie tenga que pasar por una experiencia como esta. Sin embargo, puedo ver cómo el proceso de aceptación fue como destapar una especie de caja de Pandora cargada de regalos.
Ser selectivos con lo que la vida nos presenta a cada momento y vivir en rechazo permanente de mucho de lo que nos pasa, nos hace perder de vista la esencia de las cosas. Fíjate cómo, para poder apreciar el dulce embriagante de una rica fruta, tenemos que conocer sus diferentes tonos de sabor. Algunas de las oportunidades que nos regala la vida nos permiten sentir placer, conectar y realizar sueños. Mientras que otras son más bien para sanar, crecer y recordar lo que es amar. Estas contrapartes no son “malas”. Nos ayudan a escalar, a descubrir cosas inesperadas y a trascender nuestras propias limitaciones, como me pasó a mí con el cáncer. La vida no te puede dar sólo lo que quieres, pero sí te da justo lo que necesitas a cada instante. Y cuando abres tus manos para recibir lo que la vida te presenta momento a momento, de seguro que descubres el regalo que viene a traerte cada situación.
¿Qué hacer para Despertar al Regalo de Estar vivo?
- Ve más despacio: Cuando estamos corriendo de un lado a otro, sintiendo algún tipo de presión física o mental, perdemos de vista todo lo que pasa a nuestro alrededor. Pon la intención de ir más despacio por la vida. Aún si sueles ser rápido o impaciente, puedes bajar un poco el ritmo, incluyendo tu demanda a los demás. Observa cómo ir más despacio te permite estar más atento y receptivo a lo que la vida te presenta momento a momento.
- Di sí tanto como puedas: Haz esto como un tipo de juego o experimento. Dile “sí” a la vida y a todas las invitaciones que te haga por siete días consecutivos. Si en algún momento te pillas queriendo decir “no”, observa ese deseo también y acepta que está ahí. Verás cómo al final de una semana tendrás una mejor conciencia de qué y cómo te resistes a lo que la vida te presenta.
- Lista de Gratitud: Haz una lista de todo aquello por lo que agradeces diariamente. Marca aquellas cosas que fueron inesperadas y las que te provocaron resistencia. Da gracias a Dios por todo y pide estar abierto a las oportunidades.
- Respira conscientemente: Respirar en conciencia puede convertirse en uno de los hábitos más saludables que podemos cultivar. Hacer esto al menos cinco minutos todos los días, nos ayuda a retornar a una conexión consciente con el regalo que es la vida. Podemos respirar conscientemente a una hora en particular, pero también cada vez que tengamos un par de minutos o al prepararnos para un momento importante. Simplemente se trata de cerrar tus ojos y de observar cada inhalación y cada exhalación. El mindfulness, por ejemplo, nos invita a utilizar palabras como anclas para marcar estos respiros. Mis favoritas son repetir “gracias” al inhalar y “Dios” al exhalar.
Cada respiro es un nuevo comienzo que nos recuerda lo maravillosamente rica y cambiante que es la vida. Cuando estamos atentos, receptivos y agradecidos por cada cosa que la vida nos presenta, encendemos un efecto multiplicador que nos trae más cosas por las que agradecer. Además, despertando al regalo de la vida es como aprovechamos todo tipo de experiencias para sentir, conectar y compartir. Gracias por ser parte de mi regalo y por destapar conmigo aquello que la vida tenia para nosotros en este momento.
De mi corazón al tuyo,
Leonelda Castillo
Preguntas para Despertar:
- Identifica un momento difícil en tu vida. Escribe sobre él, descríbelo tan detalladamente como puedas. Luego, responde a la pregunta ¿qué regalos me trajiste?
- Piensa en cómo muestras tu apreciación por los demás. Describe cómo muestras tu afecto y gratitud por ellas e identifica personas para quienes te gustaría estar más presente.
- Escribe libremente sobre qué haces cuando te sientes cansado/a o abrumado/a. Muchas veces para poder despertar al regalo de la vida, es necesario recargar las baterías.
Si sientes que este artículo es útil, compártelo con tus seres queridos.
Para conocer más de este tema, sígueme en las redes sociales. También puedes disfrutar del episodio #18 de Corazonando podcast sobre cómo conectamos con nuestra fuente.